SANT BOI | OPINIÓN | LECTORES CON CARÀKTER
Relato de un robo en la empresa de Sant Boi: Saavedra profesionales del Jamón.
Y así nos lo cuenta Marta Saavedra, propietaria de la misma:
Desde que comenzó el toque de queda, los polígonos quedan vacíos mucho antes. Los restaurantes (como Diversus) ya no pueden ofrecer servicios de noche (eso aunque no lo parezca, daba cierta tranquilidad por que había VIDA durante más horas en el polígono antes de que todo cerrase), y sumado a que muchas empresas que estamos en ERTE nos hemos tenido que reducir y compactar horarios para reducir costes y seguir prestando nuestro servicio, los cacos disponen de más libertad y mas horas para llevar a cabo sus fechorías.
Esta noche nos ha tocado a nosotros. Era cuestión de tiempo que lo hicieran.
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Lo he ido viviendo como vecina de otras naves colindantes en los 10 años que llevamos compartiendo actividad en nuestra nave del Polígono Can Calderón, y colaborando con mossos y policía cada vez que ha sido necesario para ayudar a los perjudicados.
Como miembro de la Junta de Sant Boi Empresarial llevo escuchando, en los dos últimos años y medio, a mis vecinos quejarse del problema de falta de vigilancia que se padece en nuestra zona. Problemática que se ha comunicado en reiteradas ocasiones, pero la falta de recursos y personal tanto en el cuerpo de Mossos como el de policía local nos abandona a una situación de indefensión.
El hecho de estar apartados de la urbe, sumado a la necesidad de seguridad que requieren nuestros negocios, que a pesar de estar protegidos con cámaras, detectores y alarmas privadas, desemboca al final en situaciones que devieran ser evitables.
Además, hoy, han entrado también en la nave trasera a la nuestra, dónde el destrozo ha sido aún más importante que el nuestro.
Desde las 10,30 h de la noche después de desactivarle las alarmas, han tenido toda la noche para ponerle patas arriba su modo de vida, su empresa, su negocio, y el que da de comer a muchas familias.
En nuestro caso, también, han tenido pocos miramientos para rajar literalmente techos, reventar paredes, cortar con radiales industriales allí dónde han querido y llevarse las pocas cosas de valor que han encontrado. Pero lo peor de todo, es la sensación de indefensión y de impotencia que dejan tras contemplar documentos destrozados, espacios de trabajo inutilizados,…
Este acontecimiento sufrido en carne propia me ha hecho ser conocedora de que ni hemos sido los únicos esta semana ni en semanas anteriores en la misma zona. Que tampoco seremos los últimos, lamentablemente, por que hasta que no se pongan los medios necesarios, continuarán dándose situaciones de este tipo.
Pero lo que más me entristece de todo esto, es que el deseo de que nuestro polígono sea más atractivo para la instalación de más empresas. Un polígono Can Calderón deseable y atractivo para seguir generando negocio y actividad industrial, es sólo un deseo.
Para convertirlo en realidad, hay que atajar de raiz ciertos problemas evidentes como es la falta de seguridad.
Espero y deseo que mi manifiesto y mi desgracia en esta ocasión, sirva para que se tomen medidas urgentes de vigilancia, control y seguridad en nuestros polígonos. Llegan tiempos difíciles y la pillería, cada vez más, intuyo que va a estar a la orden del día… Lo peor de todo, es que el dinero o los seguros, sólo solucionan una parte del problema, hay otro, el de la violación de la intimidad y de la privacidad por parte de los cacos, que creo, deja ya marca para siempre en los que hemos sido víctimas de actos criminales.
Marta Saavedra