NOTICIAS SANT BOI | SALUD | CRISIS
Carta dels Lectors:
En primer lugar quiero agradecer a Caràkter Ciutadà permitirme expresar mi opinión en este espacio.
Os explico brevemente cómo veo yo la situación que estamos viviendo a raíz de una experiencia reciente...
El pasado lunes me encontraba, junto con mi mujer, en una playa cercana del área metropolitana de Barcelona.
Aprovechando nuestra situación de pre-jubilados nos decidimos a visitar la costa, por primera vez en este año . Y el hecho de que escogiéramos un lunes no fue casualidad. Siempre intentamos, en la medida de lo posible, evitar aglomeraciones porque a nuestra edad y con algún que otro achaque de salud somos población de riesgo.
Así es que plantamos nuestra sombrilla a 4 metros de distancia de nuestros vecinos de arena más cercanos y nos dispusimos a disfrutar de la mañana.
Pero la tranquilidad duró poco. A los quince minutos escuché un murmullo lejano que se iba acercando. Al levantar la cabeza de la toalla pude avistar una marea de niños y niñas que se acercaba peligrosamente. No tengo nada en contra de los niños, por supuesto. Todo lo contrario. Me encantan. Pero aquel grupo no era cualquier grupo. Imaginad 25 o 30 "jovenzuelos" entre 9 y 12 años, sin mascarilla y apiñados, avanzando hasta el borde de tu toalla. El siguiente paso fue disponer sus toallas y esterillas apresuradamente, unas casi encima de otras, para acometer la última carrera que los separaba del agua.
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El resto es fácil de adivinar. Chapoteando sin medida, la distancia de seguridad entre ellos era de cero centímetros… Y como colofón tres monitores de colonias de verano observaban despistadamente la escenita.
Por supuesto que me levanté. Faltaría más. Me levanté y les llamé la atención, para seguidamente cambiar nuestra ubicación en la arena alejándonos lo máximo de aquel grupo.
Los niños son niños y no entienden demasiado de según qué normas. Pero los adultos y en este caso responsables de su custodia, atendiendo a su categoría de formadores, no deberían permitir este tipo de comportamientos.
Estoy convencido de que la noticia del campamento de básquet en Soria que se ha saldado con 20 menores aislados y el coordinador, Claudio Gómez Navarro gerente de la Asociación de Jugadores de Balonmano (AJBM) y directivo de la Real Federación Española de Balonmano (RFEB), fuera hallado ayer muerto arrojando la autopsia positivo en coronavirus, es únicamente la punta de un iceberg enorme.
Estas actitudes y muchas otras, que seguro que todos vosotros identificáis a diario, son las que van a terminar por confinarnos a todos. En mi caso y el de mi mujer la trascendencia de la situación futura no irá más allá si somos capaces de capear el virus.
Pero éste no será el caso de millones de trabajadores, autónomos, pequeños comercios que frente a un nuevo confinamiento dudo mucho que puedan resistir. ¿Qué pasará entonces?
Una porción de juventud piensa que esto no va con ellos y están muy equivocados. Quizás no enfermen y sólo sean transmisores de la enfermedad. Ahora bien, un porcentaje muy elevado vive en la comodidad de un entorno familiar gracias al ingreso de sus padres.
Cuando sus padres no tengan trabajo por el agravamiento de la crisis económica quizás entiendan que esta pandemia también atenta contra ellos.
Francisco Huertas
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